Sueño marino con rosa, grieta y tijeras

Autor: Germán Gaviria Álvarez
País: Colombia
Año: 2024
Palabras: 162 (sin el título)
Idioma: Español
Género: Micro ficción
Subgénero:   metaficción | micro ficción | cuento breve
Temas:  El humano | Dios | vida | muerte | la libertad | la prisión

Idea generadora de este cuento: En 2018, mientras esperaba que llegaran los alumnos con los que tenía clase a las 6 de la tarde y de pronto pensé en mi mujer, escribí esta mini ficción viendo cómo caía un aguacero e inundaba la calle. En una de las esquinas de la calle 21 con carrera 5ª a la entrada de un negocio, una mujer sostenía en la mano una rosa roja. Recordé el cuadro de Millais, “Ofelia” flotando en el río. Y recordé el cuento de Kafka, “Ser desdichado”, de 1910, y en seguida el libro Viajes y flores, de Mercé Rodoreda, que muchos años atrás regalé a mi mujer, en el que los relatos “Viaje al pueblo de las dos rosas” y “Flor roja”, sobresalen por su singularidad kafkiana y su belleza. Mi texto permaneció durante dos semanas en la libreta de apuntes y cuando lo vi de nuevo, lo trabajé un poco y de las 90 palabras iniciales pasó a 159. Nunca quise escribir, con estas ideas e imágenes, una ficción con más de 200 palabras. El texto nació corto. No necesita más palabras para expresar lo que quiere.

Una vez revisado el texto para publicarlo en esta página, releí los cuentos que acabo de mencionar y me sorprendió la fuerte influencia tan lejana como escondida en mi memoria después de tantos años. Es probable que la unión de estas tres ficciones artísticas, ahora sean un imaginario del que no escaparé jamás. ¿Quién sabe si cada día navego en el tumultuoso y cambiante río de la literatura?

Palabras clave: durmiente | rosa | tijeras | grieta

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Sueño marino con rosa, grieta y tijeras

 

Juani

 

Llegada la medianoche, un fantasma sale de la grieta en la pared, se detiene a los pies de la cama, y entra con lentitud de marea por nariz y oídos, y por la boca entreabierta de la durmiente. Semeja un mar que se incrusta en la grieta. La tijera del viento corta la fisura y deja un chillido acuoso. El mar es una autopista que horada como una lezna el corazón de la ciudad. La luz es un trueno ensordecedor, la luz es un fular de astillas. El fantasma de mar se clavetea en el rostro plateado de ella. La durmiente brama en sueños por el dolor que le han infligido las tijeras, y ya no despierta. Llegada a lo alto de la noche, la grieta invaginada se restaña llevándose hasta la última gota de sangre de la durmiente transfigurada, y en la pared vuelta de porcelana negra florece un ramillete de rosas embebidas del rojo de las muchas sangres doradas del amanecer.

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