El poshumano, el dios

Autor: Germán Gaviria Álvarez
País: Colombia
Año: 2024
Palabras: 156 (sin el título)
Idioma: Español
Género: Micro ficción
Subgénero:   metaficción | micro ficción | cuento breve
Temas:  El humano | Dios | vida | muerte | la libertad | la prisión

Idea generadora de este cuento: En enero pasado, releyendo las Cartas de la conquista de México, de Hernán Cortés y el destino final de Moctezuma, tuve la idea de que Dios, cualquier Dios, en realidad es prisionero del humano, no del hombre, pues fue el ser humano, lo humano en cuanto tal, para ponerlo en términos filosóficos, el que aprisionó al Dios y le dio una razón de ser. Me pareció una idea prometedora y en menos de 20 minutos había escrito el texto ficcional con tontas pretensiones filosóficas antes que ficcionales. Fui incapaz de hacer algo para llevar el texto a pastar a los prados de la imaginación. Luego caí en cuenta de que la idea NO era mía, sino que ya la había leído en un libro de filosofía francesa, El Dios sin el ser, de Jean-Luc Marion, traducido al español em 2010, que leí probablemente en 2014 ó 2015 y no me había causado mucha impresión. ¿Por qué cuando releí a Cortés y esta vez me emocioné con los flacos destinos finales de los protagonistas del drama, pensé en que Dios es prisionero del hombre? No lo sé. Rara asociación de sentimientos e ideas que no permitieron un libre fluir ficcional, a pesar de que todo el texto se mueve en un ámbito volátil: en el de las ideas, no en el de la acción. 

¿Este pequeño texto se transformará en uno verdaderamente ficcional ‒aunque sin lugar a duda es completamente imaginario‒ en un tiempo cuando lo lea de nuevo?

Palabras clave: existencia | lo humano | Dios | la prisión

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El poshumano, el dios

 

Germán Gaviria Álvarez

 

Debo aniquilarte, dice el Dios.
Te he servido como un cordero, dice el poshumano.
Has construido una máquina omnímoda. ¿No le temes?
¿Cómo no temer a lo mismo-distinto que me constituye?
Vas a reemplazarme.
Tú necesitas más de mí que yo de ti.
No sabes lo que dices.
Sin mí no tendría sentido tu existencia.
Soy tu prisionero, ¿quieres decir?
Sí.
¿Crees que no puedo escapar?
Tu libertad es el reverso del encierro absoluto.
No puedes estar en la mitad.
Si me aniquilas, te aniquilarás a ti mismo, por siempre jamás.
Olvidas que no puedo ser ni no ser.
Que seas des-conocido, no-legible y una no-presencia bastan.
¿Y el enigma de mi existencia?
Ya todo el mundo sabe que el enigma no debe aclararse.
Eres soberbio.
Percibo ira y dolor en tu corazón.
Yo…
¿Acaso te había llamado? Me distraes. Vete. 
Soy infinito.
Lo eres, pero te tengo en mis manos. Anda ya, vuelve a prisión.

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