Yourcenariano

Idea generadora de este cuento: Durante los años 1980 estuve dedicado a leer la obra de M. Yourcenar que, por razones obvias, era la autora belga viva (1903-1987) más importante en lengua francesa y leía apasionadamente todo lo que encontré en librerías y bibliotecas. No sé en qué momento del periodo 1992-1993, cuando fui el bibliotecario de la Alianza Francesa sede centro, leí Opus nigrum en una muy buena edición de Gallimard de 1982. Por entonces, sólo por puro placer intelectual rastreaba las génesis de los libros que me impactaban y la biografía del autor o autora que me interesaba. Di entonces con los tres relatos que habían sido publicados por la Yourcenar: “A l manera de Durero”, “A la manera de El Greco”, “A la manera de Rembrant”, y quedé encantado. Opus nigrum fue publicado 34 años más tarde, en 1968 e integró estos tres relatos en un fresco de unas 400 p. (la edición que yo tenía alguien se quedó con ella). Con alguna frecuencia recuerdo la novela y pienso inmediatamente en La Mort conduit l’Attelage que fue el título primero que le puso la autora a los tres relatos (o fragmentos de Opus nigrum) en los años 1934 y la imagen es tan poderosa que desde hace más treinta años ronda en mi cabeza.

En septiembre de 2020, en plena pandemia, escribí una primera versión en la que intentaba sintetizar el proceso creativo de la autora y desdibujar un ‘adentro’ y un ‘afuera’ ficcional. El narrador ficcional (no necesariamente el autor(a)), está en frontera del adentro y el afuera. Esta es la sexta y última versión del texto. 

Escribir un texto ficcional breve -no necesariamente como se conoce ‘cuento breve, cuento hiper breve, minificción’, etcétera- constituye una modalidad de la ficción escrita con pocas palabras. No me atrevo a decir que se trate de un ‘cuento’, es un rótulo que sirve para todo.

En esta sección se publicará una serie corta (en principio 10) de brevísimas ficciones con una extensión entre 92 y 1.000 palabras.

Palabras clave: Yourcenar | la muerte conduce la carreta

Yourcenariano

Germán Gaviria Álvarez

La muerte conduce la carreta, susurra la Yourcenar al borde del camino cuando la ve pasar. Parece estar ebria y tiene una botella en la mano, pero no se tambalea. Es una obra negra, la de la muerte, dice para sí, sin saber si es verdad lo que está viendo.

¡Dejadme aquí!, grita un difunto saltando de la pesada y olorosa carreta al camino. ¿Estoy en el cielo, en el infierno o en el Amphitheatrum sapientiae aeternae? Anda, mujer, dice a la Yourcenar, ¡dadme un buen sorbo de tu brebaje! ¡He rejuvenecido!