Memoria 62

Memoria 62

 

 

04.12.19. Vejez/lozanía. Símbolos de nuestro tiempo. Vergüenza. Ayer durante el almuerzo, estuve muy contento mientras almorzaba con David, Sergio y Juan en ‘Yerba mate’. Me gustó mucho el plan: el tío, dos sobrinos y Juan, reunidos para almorzar y pasar el rato, haciendo sentir esa intimidad que solo se logra cuando hay un grupo de familiares que comparten un plato estupendo y una cerveza. Durante el café, ya en otra parte, Sergio dijo en un momento dado “El viejo”, refiriéndose a mí, y me dolió que lo dijera, fue con un tono de burla impensada. ¿Por qué la adultez por encima de los 50 tiene que ser motivo de ridículo, símbolo de incapacidad física y mental, la primera seña de que se ha entrado en un territorio de apestados, un inicio de podredumbre que anda en dos piernas? En mi juventud, llegué a concebir como algo improbable que dos viejos tuviesen sexo apasionado. El amor impetuoso, ‘verdadero’, sólo debía estar reservado a los jóvenes. Pues el amor debe ser apasionado, libídine, según el cliché social, no de otra manera. Hasta no hace mucho yo veía a los viejos como seres lejanos, inalcanzables, rodeados de un aura inaccesible, como si fueran dueños de algo que yo jamás podría tener porque creía que yo jamás sería un viejo. Una sabiduría indestructible y una serenidad spinozianas sub specie aeternitatis, al tiempo que un sufrimiento interior por tener todas las fuerzas disminuidas, cosas que sólo desaparecerían la muerte, que puede suceder en cualquier momento, no tanto de manera súbita, sino por alguna enfermedad desarrollada justamente, por el envejecimiento celular, o lo que es lo mismo, por la inevitable ley de la entropía. Ya mayor, en mis cuarenta, cuando se acercaba su cumpleaños, a veces molestaba a mi madre con su edad. Le decía cosas en tono de chanza como: “Va a cumplir 200 años, ¿no?” “Tiene tantos años que ya ni para qué llevar la cuenta” y otras idioteces por el estilo. Aunque nunca me lo dijo y más bien se sonreía de cierta manera, como perdonado mi imbecilidad, ahora entiendo que la hice sentir rebajada por mis muy inteligentes comentarios y seguro le costaba entender que, dizque siendo yo tan avispado, saliera con semejantes barrabasadas. Vejez/fealdad/obsolescencia/ridiculez/debilidad/tontería versus juventud/belleza/vigencia/sensatez/fuerza/inteligencia, etcétera, son los únicos símbolos de nuestro tiempo y hasta hará unos 15 años estuve doblegado a ellos. 

Ambos grupos de conceptos son retrógrados y estúpidos y, sobre todo, carentes de sentido común, sensibilidad y humanidad.

Me he avergonzado mucho de haber herido a mi madre, y cada vez que lo recuerdo, me miro a mí mismo sin ninguna indulgencia.

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