
Memoria 54
23.11.19 Bruma. Ha amanecido particularmente frío, con mucha bruma, como si la humedad de ayer se alzara y gravitara a unos metros del suelo. Desde la altura del apartamento, los edificios inmediatos y el resto de la ciudad están ocultos por una bruma blancuzca y helada que parece estar quieta, inmóvil, con una especie de brillo sucio. Después de organizar la fruta y parte del desayuno, me puse a mirar por la ventana hacia la Suba para ver si estaba operando Transmilenio. La vía hacia el sur estaba congestionada. Al momento pasó uno de esos buses biarticulados a buena velocidad, enseguida otro, como cualquier día, como si nada estuviera pasando. En la radio, el alcalde Peñalosa con voz enfática, de rabia y desprecio contenidos (estaba actuando, el muy bellaco), dijo, “… y cometieron un acto miserable ‒enfatizó, descargó todo el desprecio en esta palabra‒: en la terminal de Suba los delincuentes robaron las bicicletas a personas de estratos uno y dos, personas que guardaban…” Inmediatamente cambié de emisora. Pero mi mujer la cambió a Javeriana, en la que hablaban y hablaban del paro. Yo la había puesto en 106.9 en la que había música barroca. Me volví hacia ella exasperado.
El tema del dichoso paro me supera.