Memoria 03

Memoria 03

¿?. ¿?. 2019. Desquiciarse. Dormí más durante siete horas, como cosa extraña entre semana. En vez de estar alegre y dispuesto, me siento al revés, de revés, como el clima. Desde mi ventana, el centro de Bogotá se ve despejado, así como los Cerros orientales, ese gran fragmento de la Cordillera oriental. A pesar de la bruma densa, brillan los Cerros, mientras que aquí, en este barrio al noroccidente de la ciudad, cae una intensa garúa llena de pequeñas ráfagas. Esto produce un efecto extraño. ¿Llevo o no paraguas cuando salga para la universidad hacia las dos de la tarde? No me gusta cargar paraguas, no me gusta cargar bolsas ni que mi maletincito esté pesado. Me arrepiento ‒ya lo había hecho en el instante en que lo ofrecí‒ de haber prometido un mamotreto a una estudiante. Estoy seguro de que, durante la clase, hoy tengo de 4-6 pm., todo va a cambiar y lo aceptaré como venga. Todo se impone, el todo, la vida cotidiana que permanentemente nos educa para que no nos salgamos ‒lo digo por mi mujer y por mí‒ de casillas y aportemos nuestra fuerza al sistema. Un sistema que no nos merece.

En algo más de media hora la bruma y la lluvia han singlado hacia el sur occidente como si tuvieran un destino. El oriente, el occidente se ven despejados. ¿Lloverá en la tarde? He estado con gripa desde hace dos semanas, y aun así, no llevaré el paraguas. Esta noche, mi mujer tiene una reunión familiar, el cumpleaños de una sobrina, Avril cumple 12 años. Yo he permanecido lo más alejado posible, a pesar de que, en estos años, unos diez, digamos, la mayoría de su familia me ha acogido con generosidad, aunque algunos con los dientes apretados. Cuando mi mujer regrese, en la noche, me sentaré en frente del televisor, veré alguna serie se televisión con ella. Mientras, haré una lectura adicional para mañana, pues careceré de las fuerzas necesarias y suficientes para trabajar en mi novela, que está estancada. 

La vida sin creatividad es insoportable. 

Todo esto debería desquiciarme.