Memoria 97

Memoria 97

 

 

29.01.2025 Han pasado algo más de 2 meses desde que no escribo en este Diario. Desde febrero del año pasado, han sucedido tantas cosas y mi mujer y yo hemos hecho tal cantidad de movimientos mutuos (comenzar a seleccionar todo tipo de objetos de la vida diaria, desde ropa, papeles, libros, hasta muebles y cosas de cocina), un viaje a España, entregar el anterior apartamento y todo lo que ello implica, conseguir otro apartamento, contratar los servicios de mini bodegaje para guardar las pocas cosas con las que sí nos vamos a quedar, organizar un viaje a Medellín por un mes (octubre-noviembre) y encontrar un Airbnb adecuado que sirva de trampolín para el futuro traslado a esta ciudad en enero de 2025; regreso de Medellín a Bogotá por tierra; de vuelta a Medellín en avión a recibir el apartamento conseguido (10 de diciembre), así como el trasteo de lo que estaba embalado en la mini bodega, más los electrodomésticos comprados durante el black Friday de finales de noviembre, más el colchón y la posterior, en esos días instalación de los electrodomésticos, más la compra de elementos básicos de instalación en Ikea, Tugó, etcétera, y de vuelta a Bogotá en avión (16 de diciembre) para las fiestas navideñas; desocupar y arreglar adecuadamente el apartamento de Julián, cargar hasta el tope la camioneta y volver a Medellín el 30 de diciembre y recibir lo comprado en Medellín en diciembre y empezar a instalarnos. 

A hoy, creo que estamos instalados en un 95%. El domingo 26 llegó Julián de Londres, y estará aquí algo más de una semana. 

¿Todo esto disculpa que no haya escrito ni una línea en 2 meses? No, claro está. ¿Pude sacar un poco de tiempo para escribir al menos media página, no? Pues no, no lo hice, y me sorprende que así haya sido. También entró en juego que, por pura disciplina, tuve que preparar material para la página Web, que cerré una semana antes de lo pensado, el 16 de diciembre, y proyecté actualizarla el 20 de enero, pues necesitaba desconectarme del computador. No tenía ningún deseo de ver esta pantalla ni de hacer nada. 

Logré, sí, desconectarme y creer que podía mandar todo esto –la web y la escritura incluida– al diablo. Durante ese tiempo me sentí medio vacío, con muchas ideas, pero sin nada en concreto qué decir. Es más, sentí que podía dejar todo así y llevar una vida aquí completamente distinta a la de Bogotá, pero atada sí o sí a la escritura. Lo otro es que leí muy, muy poco. Dos o tres veces el libro de Cicerón sobre la amistad y el de Séneca sobre la felicidad, algún par de libros de no ficción y dos novelas de la premio Nobel Han Kang, que me decepcionaron mucho. Espero comprar y leer otra novela de ella, a ver si es que mis apreciaciones son equivocadas. Tres novelas pueden darme un panorama mejor. Por el momento, no me gusta de nada …

Ahora, ya que he retomado la escritura, me siento en lo mío. Ya no me veo en una bonita cafetería montada y administrada por mí ni sirviendo de barista. Lindol sueño, pero, irrealizable.

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