
Memoria 70
Uno de mis momentos favoritos del día. En la mañana, cuando mi mujer se acomodó de medio lado, la abracé y metí la mano entre su camisilla de dormir y la apreté con suavidad. Sentí su cuerpo generoso, le di besos en la nuca, luego se relajó y dormitamos. Así, nos quedamos por más de una hora, hasta que el deseo de un buen café nos sacó de las cobijas.