Caída que asciende. Entrega 15

Autor: Germán Gaviria Álvarez
País: Colombia
Año: 2015
Páginas: 91
Palabras: 6160
Idioma: Español
Género: No-poesía
Temas: amor | soledad | creatividad literaria

Idea para escribir este libro. No-poesía es no-narrativa autobiográfica y ficcional, es un no-fluir/fluir de un texto que lucha por su autonomía, tener voz propia, en un arco de tiempo de unos pocos días, pero que se han extendido a lo largo de nueve años.

Caída que asciende

[2005-2013]

Entrega 15

Germán Gaviria Álvarez

Apresúrate lentamente
Augusto

 

Bocabajo

Junio 30

 

La madrugada
No sé en qué hora aterricé
Tenía duro el trasero por la mala posición
Sudaba, y la lámpara a dos micras de la cara
Tenía clavada, en las orejas, la cola de ratón de mis anteojos
Hice un movimiento torpe, oí algo
Deseé orinar, deseé vomitar, deseé comer la angustia a pedazos
Salté, hice el edredón a un lado
De regreso del baño apagué la luz
Evité el edredón empapado 
Sonaba, aún, algo de Saint-Saëns 
Había mirado durante un rato por la ventana
Como para adivinar la hora
En seguida asomó Debussy, apagué el radio
Bocabajo
Mi carne y mis huesos caían sobre el colchón como en el absoluto
Sudaba, maldita sea, sudaba
Pensé en una hora fija: 7.00 am.
Tantas cosas por hacer al día siguiente:
Un libro por finalizar
Un libro qué revisar por segunda vez
Una revista qué entregar
Llamadas, Internet
Desayuno solo, o con mi hijo
El teléfono que agobia y domina
Salir hacia la Biblioteca
Sentí pudor que mi hijo entrara en la mañana
En busca de una cuchilla
De la crema de afeitar
Y viera mi estado
Pensé echar el seguro
Tirarme por la ventana
Todo eso sería bueno, pero melodramático
Volví a estar bocabajo
De medio lado
Decúbito dorsal
Decúbito pectoral
En diagonal
Tuve alguna pesadilla
Aluciné algo atroz por las cuchilladas y desgarramientos de mi estómago
Seguí sudando
No sabía que pudiera sudar así
No cerraría los párpados para perseguir el sueño
No
Hasta que entró la madrugada
El gris, las claridades 
El silencio de un desierto 
El silencio del rocío
El silencio del diamante
Y sentí rabia
La bocanada de un caballito de mar
Hice una arcada
Tantas cosas que aclarar
Lo último que oí fue una ambulancia
Comenzó a llover
Para mí era un triunfo
Quise que lloviera de manera brutal, inclemente
Pero las gotas pesadas insistían en pegar lánguidas contra los vidrios de mi cuarto
Tenía helados los hombros, mojados los pies
Evité el edredón empapado
Me explayé sobre el colchón
Mi cuerpo se diseminó en cada rincón del cuarto
En cada milímetro cuadrado
Igual a una gotita de tinta en una piscina sin contornos 
Un puñado de polvo esparcido por el viento en la superficie del mar
Me dije, creo que dormí.

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