Caída que asciende. Entrega 28

Autor: Germán Gaviria Álvarez
País: Colombia
Año: 2015
Páginas: 91
Palabras: 6160
Idioma: Español
Género: No-poesía
Temas: amor | soledad | creatividad literaria

Idea para escribir este libro. No-poesía es no-narrativa autobiográfica y ficcional, es un no-fluir/fluir de un texto que lucha por su autonomía, tener voz propia, en un arco de tiempo de unos pocos días, pero que se han extendido a lo largo de nueve años.

Caída que asciende

[2005-2013]

Entrega 28

Germán Gaviria Álvarez

 

Apresúrate lentamente
Augusto

 

Bocabajo

Miércoles, un día después

 

La lámpara, y un tipo a pulmón templado en la radio
¿Andreas Schöll? 
La puerta en sotavento
Huele a canela, a pan horneado
Es goloso 
Mi hijo hizo un experimento
Pan semi integral con coraza de canela
Todo vecindario debería despertar con un olor voluptuoso
Pero es demasiado estúpido, el vecindario 
Escucho pasos, un televisor, alguien que aporrea una puntilla o algo parecido
La calle en suspenso
Sudo como si estuviera en alguna especie de infierno
Ahora, un coro, música de cuerda
¿Häendel?
No, Henry Purcell
La lámpara proyecta mi silueta en la pared a la izquierda
Mis rodillas levantadas a la derecha
Una, entumida por haberla forzado durante el día
Otra, floja
Miro de reojo
Mi nariz grande, el pelo enmarañado
Desaparece cuando volteo para confirmar mi espectro
Es otro domingo 
Encerrado como en un frenocomio
Las nubes huían de los Cerros orientales
Hacia el oeste
El azul, sin nubes
Y con nuevas nubes
Los Cerros azul profundo
Verdes, negros
La espalda cochambrosa de los edificios poco altos
Una paloma cruzó frente a mi ventana a gran velocidad
El viento llenaba de hojas la calle
Una bolsa de plástico hizo bucles durante un rato
Todos hemos visto cosas así
Yo seguía en mi ventana del tercer piso
Quise tener un arco y flechar
La flecha de Zenón haría saltar de la bolsa un poco de sangre
También le apunté a un pequeño remolino de basura
Las nubes volvían al cielo
Metí las manos entre las piernas
Temblé acurrucado en el sofá 
Puse una mejilla contra el espaldar asalmonado
Respiré con dificultad de asmático
La reminiscencia del dolor de cabeza
Pensé en fumar, sin embargo
Eso también está prohibido
No podía moverme
Varillas de metal entraban en el omoplato derecho, acuchillaban mi brazo y la nuca
Estuve mirando el lomo del sofá
Las manos entre las piernas encogidas
Cómo no echarme un cigarrillo
Cómo no ver dónde está la primera estrella del día
Me moví con brusquedad
Aunque calculé cada movimiento durante horas la suavidad con que lo haría
Juro que esa lágrima de dolor no salió por capricho
Por entre las hojas nuevas del urapán, dos estrellas
A una cuarta una de otra 
Pude constatarlo
Sonaba música de Brasil
La voz chillona de esa bruja de la radio
El apartamento a oscuras
No pensaba
No podía hacerlo
Llevaba horas así
Ignoré el teléfono, como debía
Pero no, no debía
Se habría astillado más el alma si hubiera contestado
Es la verdad
No tenía voz
No tenía pensamientos
Rezumaba babaza
En espera que nada espera
No tenía oído ni palabras qué decir
Apenas un “déjame solo”
Aunque moría por no estarlo
Pero así debía ser, qué diablos
Esperaba que el timbre del apartamento sonara porque sí
Porque el amor así lo demanda
El amor impregna el dolor y lo amansa
Está demasiado lleno de ilusiones
El amor escucha al ser humano por ser insondable y vasto
Y a mi vez, odio serlo
Pronto las nubes volvieron
Hallé para mis músculos una posición menos masoquista
Ella no vendría, estaba seguro
Aquella furia de porquería lo había estropeado todo
Mi furia
Una vez más me dolía el trasero 
Y el cuello
Bah, siempre se está a la espera en la nada
Y solo.

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